sábado, 16 de octubre de 2010

Superhéroes y Héroes en MED Comics (1)

Por: Julio Meza Díaz
MED Comics es, quizás, la revista peruana de comics más pujante y continua de los últimos años. De mayo de 2009 hasta ahora, lleva publicado cinco números, los cuales exhiben las honestas ganas de Martín Espinoza(2) y su equipo de hacer historieta nacional y sacarla a la luz sin amedrentarse por la competencia extranjera.
En MED Comics hay trabajos de todo tipo. En sus páginas encontramos desde plumas que apelan a un humor cínico pero inteligente, hasta elaborados artificios gráficos que desarrollan historias de venganza y desamor. Pero lo que prima como hilo vinculante entre cada uno de los números de MED es una búsqueda singular: la composición de un superhéroe peruano. Basados en los clásicos anglosajones, los dibujantes anhelan conseguir una figura que aglutine ciertos valores positivos de lo nacional, y que, dejando atrás la pasividad del ciudadano de a pie, haga justicia en un medio donde prima el caos y la inmoralidad.
Cabe preguntarnos: ¿ha logrado MED Comics hallar al superhéroe peruano? ¿Requerimos de un superhéroe?
Los Superhéroes en MED Comics
Al parecer La Chola Power es la punta de lanza del conjunto de superhéroes de MED. Su imagen aparece en cada uno de los números editados, e incluso fue objeto de un concurso público, el cual invitaba a los lectores a retratarla con libertad de trazo y temática. La Chola Power es una mujer joven de armas tomar. Con una anatomía exuberante (muy parecida a la de las cantantes o bailarinas de cumbia), tiene una fuerza sobrenatural, además de la capacidad de volar. Hasta ahora solo la hemos visto en una aventura: la batalla contra unos cerdos gigantescos y sucios. En el contexto de la propagación del virus AHN1, los autores de MED recurrieron al miedo colectivo y lo proyectaron en una guerra absurda, en la cual se luce La Chola Power (quien incluso resondra al Ministro de Salud Oscar Ugarte) pero se refuerza la idea equivocada de que es el cerdo en sí mismo el único responsable de la temida enfermedad. De modo que, si bien La Chola Power lucha en defensa de los peruanos más vulnerables, ostenta una grave desinformación, la que puede terminar siendo transmitida a sus lectores como un verdadero virus.
Condorman es un superhéroe interesante por su historia. Con guión y dibujo de James Becerra y Jhony Becerra, respectivamente; este superhéroe nace de la relación entre Teobaldo Da Vinci y un joven andino, dupla que retrata el tópico del maestro y el aprendiz. Da Vinci es un anciano genial que experimenta con energía eólica y es perseguido a muerte por los magnates del petróleo. El joven es un fornido trabajador que manifiesta un deseo sin límites por aprender sobre ciencias y letras. En una pelea contra sus enemigos, Da Vinci es asesinado con frialdad, pero el joven logra sobrevivir gracias a una de las máquinas de su maestro, convirtiéndose de este modo en Condorman: un superhéroe que está decidió a vengar la muerte de Da Vinci, aún cuando esto implique cruzar volando un océano.
Inkarri es otro superhéroe, pero, a diferencia del anterior, su virtud es más bien la técnica empleada en su dibujo. En una atmósfera tétrica, que representa a Lima como una ciudad en colapso por la contaminación y la violencia, Inkarri discurre entre sombras trazadas con vértigo y acomete sus actos de violencia salpicando de sangre los ojos del lector. Al igual que Condorman, Inkarri persigue la venganza, sin detenerse a reflexionar sobre la pequeña línea que separa la venganza de la justicia.
Según nuestro criterio, los demás superhéroes carecen de originalidad e interés. Tanto Kumax como H.A.N.A.N. son superhéroes inverosímiles que han sido elaborados a partir de lugares comunes. Kumax es poseído por un espíritu andino, el cual le regala poderes para luchar contra el mal. Y, aunque esto pudiera parecer atractivo, sus aventuras se narran con ingenuidad y, a ratos, empujan al aburrimiento. H.A.N.A.N. echa mano del viejo tópico de los humanoides rebeldes que enristran sus armas contra la humanidad. De más está decir que H.A.N.A.N. es el humanoide bueno, que a diferencia de sus pares, lucha por proteger la vida en el planeta.
Los superhéroes de MED Comics, entonces, recién empiezan a cobrar forma. Es probable que, a medida que vayan saliendo nuevos números de la revista, los autores adquieran el dominio de más recursos gráficos y, sobre todo, la capacidad de crear tramas envolventes que no permitan el bostezo del lector.

Los Héroes en MED

Son tal vez los héroes de MED Comics los personajes más atractivos. Entre ellos destaca, por ejemplo, Super Mamacha. Creación de Ricardo Orihuela Montesinos, Super Mamacha es una mujer sin poderes sobrenaturales, pero que, a fuerza de trabajar sin descanso (vende comida en un mercado), saca adelante a su familia, constituida solo por ella y sus hijos. Y esta última precisión es relevante, porque, en una sociedad expresamente machista, Super Mamacha no requiere de la figura masculina para dar de comer bien a sus hijos (se nutren de maca, quinua, maíz serrano y pan chancay) ni para, sobre todo, costear su educación, la cual es apreciada por muchos segmentos de nuestra sociedad como factor de movilidad socio económica. Pero Super Mamacha no solo es una heroína por lo ya descrito, sino también porque en las noches, junto a sus dos hijos mayores, protege el mercado de frutas de los ataques de rateros y fumones. Así, Super Mamacha cuida de los suyos y, además, del bienestar de su comunidad.
Guachy-Man es un héroe que despierta simpatía por las ocurrencias cómicas que le suceden en cada una de sus aventuras. Al igual que Super Mamacha, no tiene poderes fantásticos, pero sí una gran voluntad por luchar contra el mal. Su autor, Luis Morocho, pareciera ridiculizarlo, pero es ese aparente propósito lo que hace de Guachy-Man un personaje entrañable. Lo vemos, por ejemplo, recibir un carterazo en el rostro a modo de agradecimiento de parte de la señora a la cual ha salvado de un robo. El golpe, explica la señora, es porque Guachy-Man se demoró mucho en imponerse sobre el ladrón. Encontramos también a Guachy-Man bebiendo un emoliente y reflexionando sobre lo rápido que debe llegar al lugar donde lo requiriesen. En la viñeta siguiente, Guachy-Man toma una combi y soporta con estoicismo el lento tráfico vehicular de Lima.
Pero el héroe que, en nuestra opinión, maravilla por su estética propia, por sus historias desopilantes, por su transparencia emotiva y por su aporte renovador al comic peruano es Loco Perú. Creado por Jean Carlos Ríos, Loco Perú es, como su nombre lo indica, un loco peruano que vive entre los desperdicios callejeros y que, indignado por la inmoralidad de los poderosos, decide ser un superhéroe. Para lograr su propósito, analiza la imagen de los superhéroes clásicos y encuentra que todos mantienen dos constantes: usan capa y el calzoncillo fuera del pantalón. Así, Loco Perú se echa un trapo a sus espaldas y viste un calzoncillo sobre sus harapos. Por supuesto, Loco Perú no dispone de fuerzas sobrehumanas, pero es hábil para salir vencedor de sus combates contra el mal. Gracias a una soga, una polea y un puñado de muchachos, simula volar frente a un funcionario corrupto, logrando espantarlo y quitarle las pruebas de sus delitos. En una pelea contra unos maleantes, triunfa por un hecho azaroso: al tratar de hacer la patada famosa de Karate Kid I, introduce su pie en la boca del maleante, el cual se percata que el pie de Loco Perú ha pisado antes las heces de un perro. El maleante se aterra y huye pensando que será víctima de alguna enfermedad mortal.
Creemos entonces que son los héroes el plato fuerte de MED Comics. Sin necesidad de recurrir a lo fantástico (que en muchas ocasiones cae en lo inverosímil), los héroes reseñados atrapan al lector, le hacen brotar un ligera sonrisa y le invitan a poner en marcha su sentido crítico. Y ojo: estos logros no son nada fáciles de conseguir. De modo que celebrémoslos con alegría.

¿En MED han hallado al Superhéroe peruano? ¿Lo necesitamos? ¿Y los Héroes?
¿Requerimos un superhéroe como figura de ficción que reúna lo mejor del Perú? No lo sé. Consideramos que esta pregunta tendrá que ser resuelta con el tiempo, a lo largo de debates entre especialistas en el género. ¿En MED Comics han encontrado al Superhéroe peruano? Pensamos que sí. Pero no lo han creado con papel y tinta china. Son ellos mismos, todos los integrantes de MED Comics, los verdaderos Superhéroes. Pues en esta ciudad, en la que es monstruosamente difícil realizar alguna forma de arte alternativo o no tradicional como el comic, lo que están consiguiendo los miembros de MED Comics solo es propio de verdaderos superhéroes.


(1) Artículo publicado en el número 15, año 2010, de la revista PUCP de comics Tiralínea.
(2) Martín Espinoza es el director de MED Comics. Lo acompañan en la organización del la revista: Carlos Crisóstomo, Luis Morocho, José Díaz, Ítalo Edu, Ricardo Orihuela, José Miranda, entre otros.

jueves, 6 de mayo de 2010

El Comic y el Humor Político: El Otorongo (#)

Por: Julio Meza Díaz

Para aquellos que seguimos de cerca los vaivenes de la política peruana actual, la depresión no es una enfermedad lejana, sino un abismo el cual bordeamos peligrosamente. ¿Cómo no desear la muerte si tenemos ante nuestros ojos a un candidato que, con solo mantener un silencio latente
[1], ocupa el primer puesto en las encuestas para los comicios presidenciales? ¿Cómo no rogar la caída de un rayo fulminante sobre nuestras cabezas si una candidata exhibe, como único plan de gobierno, la liberación de su sentenciado padre? ¿Cómo no querer que un piano de cola se abata desde un veinteavo piso y nos fulmine contra la vereda, si el probable candidato “más inteligente” habla medio en serio y medio en broma sobre su aspiración a ocupar el palacio de gobierno? Existen, pues, muchos motivos para que descendamos por la espiral de la tristeza absoluta. No obstante, a veces la esperanza se cuela al modo de una luz audaz: el humor, siempre cuestionador y corrosivo, nos obsequia un vivo ejemplo de que aún en el Perú existen personas con buen juicio y talento innegable.

Y el humor en la política peruana, y en el mundo de la ilustración nacional, lleva un nombre: El Otorongo. Suplemento que sale de forma gratuita todos los viernes con el diario Perú 21, El Otorongo muestra en su nómina de plumas a los más destacados autores de comics de nuestro medio. Entre ellos tenemos a Heduardo, Carry, Rossell, Andrés, Cossio, Águeda y Sanjinez, entre muchos otros más.

¿Por qué El Otorongo se llama El Otorongo? Pues sus autores dan una explicación que linda entre lo zoológico y lo político, a través de la voz del mismo Otorongo: “Solo tengo una regla (de tres): comer bien, dormir harto e hincar como ninguno. Así, en la selva de la política criolla muerdo búfalo, cazo palomas y le salto encima a cuanto burro, lagartija o perro -sea de chacra o del hortelano- se me cruce en el camino”
[2]. ¿No parece acaso este Otorongo un representante cualquiera de nuestra fauna política? Por supuesto que sí. ¿Y que haya personas que se dediquen a revolcar otorongos con las sabias redes del humor no es algo que brinda esperanza? Claro que sí. ¿No deberíamos conocer, entonces, a estos locos que empuñan lapiceros de tinta china como únicas armas de ataque, defensa y, sobre todo, crítica? Sin ninguna duda, sí… Y es sobre esto último que trata este artículo: dar a conocer la voz de las cabezas que se alzan tras “El Otorongo”.

Perú 21. Martes 2. Febrero. 7 pm.

Me presenté en la oficina donde se reúnen los autores de El Otorongo, y todavía muchos de ellos no habían llegado. Los que estaban presentes se mostraron amables: conversamos sobre lo extrañas y absurdas que son, en algunas ocasiones, las artes plásticas contemporáneas. Puse un ejemplo: no hacía mucho vi una muestra que se centraba en una maleta vieja y un papelito que decía “me voy para siempre”. “Eso es una broma. Tomándolo del mejor modo posible, eso es una broma”, me dice Miguel. Yo añado: “En esos casos, lo más artístico es lo que escribe el curador, que es “un poeta” difícil, críptico”. “Y atormentado”, señala Miguel. “Una vez leí a un curador que le encontraba a una alfombra colgada la conciencia social de un pueblo”. De inmediato, nos matamos de risa.[3]?”. “¡¡¡Nooo!!!”, responden en conjunto. “¿Pero lo han leído?”, les inquiero. “Era inevitable”, señala Rossell. “Era lo único que había”. “Entonces, es una influencia”, añado. “Es un previo”, precisa Rossell. “Como el noviazgo. Luego viene el matrimonio. Y después el divorcio… Es decir, tú te puedes inspirar en el entorno para elaborar una crítica. Pero no me digas que continuamos una labor que otros empezaron y la dejaron allí”.

Reflexiono sobre el humor político: cuestiona, corroe, socava el status quo. Pero, ¿también construye? Les hago conocer mi pregunta. Águeda dice: “Sí, porque genera sentido crítico en la población”. Miguel precisa: “Juan Parra del Riego
[4] decía que los humoristas gráficos ayudaban a construir ciudadanía”. Rossell sentencia: “El humor político destruye lo que tenga que destruirse. Es decir, tumba lo débil, lo que está construido con mentiras, con quincha chueca. Lo que queda en pie, puedes llamarlo construcción, si quieres”.

Vuelo sobre la historia de la república peruana, y, hastiado de su penoso devenir, escucho la voz del célebre personaje de Vargas Llosa, Zavalita, quien, luego de mirar la avenida Tacna sin amor, se pregunta: “¿En qué momento se había jodido el Perú?
[5]”. Tomo esta pregunta, le doy otro matiz, y se las alcanzo a mis entrevistados: “¿Puede dejar de estar jodido el Perú?”. Carry señala: “Esa es una pregunta cliché. ¿Por qué pensar que solo el Perú está jodido, cuando el mundo entero lo está? El Perú no es mejor ni peor que otros países. Hay mucha miseria en todo el mundo”. “Es decir, ustedes postulan lo que argumenta Charles Taylor: la lucha continua[6]”, les digo. Miguel complementa: “Sí, puesto que siempre existe una tensión entre lo que son los intereses del individuo y los de la comunidad”.

De pronto, entra el coordinador del grupo y me invita a retirarme. Pienso en que debo
[7], la genial novela gráfica de Alan Moore y Dave Gibbons: “¿Quién vigila a los vigilantes?”. Entonces, yo me pregunto: “¿Quién se burla de los que se burlan?”. A continuación, se desliza una pequeña bomba a mis labios, y la arrojo: “¿Se dan cuenta que, gracias a la incesante crisis política, ustedes están ganando dinero?”. Silencio de cementerio. Miradas duras. Carry indica: “Esa es una pregunta falaz”. Rossell agrega: “Nadie come de la crisis”. Andrés dispara: “El humor gráfico necesita inteligencia. Y esa es una pregunta poco inteligente”. Miguel argumenta: “Nosotros únicamente dibujaríamos muchachas y flores si en nuestro país no existieran políticos corruptos ni tuviéramos que preocuparnos por llegar a fin de mes”.

Al poco rato, ingresan al ambiente los demás miembros del equipo. Chacota generalizada. Bromas, saludos, carcajadas, abrazos, y más bromas. Me abro paso entre el vozarrón divertido pidiéndoles un poco de atención. Se vuelven hacia mí y aguardan mis preguntas. Suelto una: “¿Por qué han elegido el análisis político desde el humor gráfico?”. Miguel me responde: “El orden de la respuesta es inverso al de la pregunta. Nosotros hemos comenzado dibujando, y hemos concluido que no podemos permanecer impasibles ante la realidad”. Rossell dice: “Hacemos humor de muchas maneras. El humor gráfico [de tema político] optó por nosotros. Acá no tienes oportunidad de elegir. Apenas se te cruza una oportunidad, la tomas”. Carry agrega: “Son las circunstancias. Surge un suplemento de humor político, y, naturalmente, llaman a los que han estado trabajando antes en esto”.

Pienso en la tradición peruana de publicaciones de comic, y les suelto: “¿Ustedes asumen que su referente histórico más cercano es Monos y Monadas


Me despido aliviado: frente a la sucia pregunta que les arrojé, este conjunto de artistas no solo reaccionó con entendible indignación, sino también con honda agudeza. Mientras salgo de las oficinas de Perú 21, me repito la última frase, que contiene mucho de tristeza, mucho de compromiso, y mucho de esperanza: “Nosotros únicamente dibujaríamos muchachas y flores si en nuestro país no existieran políticos ni corruptos ni tuviéramos que preocuparnos por llegar a fin de mes”.

Otorongo, ¡cómete a los otorongos!

Al principio hablé de los deseos que a varios de nosotros nos persiguen cuando pensamos en la política peruana. Rogamos por un rayo fulminante que caiga sobre nuestras cabezas y nos convierta en un montoncito de ceniza. Suplicamos por un piano de cola que nos aplaste al doblar una esquina y nos reduzca a una abstracción surrealista en la vereda… Soñamos, sencillamente, con la muerte…

No obstante, quizás no deberíamos ser tan pesimistas. Las publicaciones como El Otorongo nos regalan verdaderas esperanzas, pues ellas demuestran que viven en nuestro país personas que, sin elegir la arbitrariedad o la violencia, hacen escuchar su voz crítica, que representa a un grueso número de la ciudadanía, y que alimenta el debate democrático con perspectivas inteligentes y renovadoras. De modo que, mientras sigan existiendo El Otorongo y demás prensa parecida, podemos mantener la fe en que, tal vez dentro de mucho o poco, la política peruana se enrumbará por el camino de lo razonable.

Pero, mientras esto no suceda, gritemos a todo pulmón: “Otorongo, ¡cómete a los otorongos!”.

(#) Artículo publicado en el número 14, año 2010, de la revista PUCP de comics Tiralínea.

[1] Cabe recordar que la democracia siempre implica el intercambio de ideas; es decir, el diálogo. Solo con este se llega a consensos razonables que redundarán en políticas positivas para la población. Así que optar por el mutismo no es más que una muestra de ignorancia o perversión de los modos propios del sistema democrático.

[2] Esta breve declaración de principios se encuentra en la página web de El Otorongo: http://blogs.peru21.pe/elotorongo/

[3] Revista de corte político fundada en 1905 por Leonidas N. Yerovi, y refundada 1976 por Nicolás Yerovi.

[4] Poeta peruano de vanguardia. Huancayo, 1894 – Montevideo, 1925.

[5] Mario Vargas Llosa. Conversación en la Catedral. Primera Edición, 1969. PEISA, 2001. Página 9.

[6] Charles Taylor (Montreal, 1931), en su libro La Ética de la Autenticidad (Primera Edición, 1991. PAIDÓS, 1994), escribe lo siguiente: “La naturaleza de una sociedad libre estriba en que será siempre escenario de una lucha entre formas superiores e inferiores de libertad. Ninguno de los bandos puede acabar con el otro, pero pueden desplazarse sus líneas, nunca de forma definitiva, pero al menos sí para algunas personas durante cierto tiempo, de una forma o de otra. Por medio de la acción social, el cambio político y la captación de corazones y mentes, pueden ganar terreno formas mejores, al menos durante algún tiempo. En cierto sentido, una sociedad auténticamente libre puede tomar como descripción de sí misma el lema formulado en otro sentido bastante diferente por movimientos revolucionarios como las Brigadas Rojas: “la lotta continua”, la lucha continua y, de hecho, permanente”.

[7] DC Comics, 1986.

domingo, 28 de marzo de 2010

Sexo, brujería y política. Tres publicaciones del Centro de Lima. (1)


Por: Julio Meza Díaz


Si hay un fenómeno social de gran envergadura en las últimas décadas de la historia peruana, este es sin duda alguna la migración interna. Objeto de estudio en diversos ensayos, se puede profundizar en sus consecuencias leyendo “Desborde popular y crisis de estado”, de Matos Mar, o revisando algunas páginas de “El otro sendero”, de Hernando de Soto. No obstante, si se desea ir más allá de los límites de las palabras especializadas, recomiendo la contemplación de un área urbana que, a mi parecer, retrata muy bien lo que es el Perú actual y, sobre todo, la ciudad de Lima. Hablo de un lugar en donde se entremezclan el respeto drástico a la ley y los usos de la informalidad, la presencia de franquicias transnacionales y la de negocios de clara raigambre peruana, las diversas costumbres del interior del país y los modos propios de la tres veces coronada villa, los esquemas de lo racional y los vuelos luminosos de lo real maravilloso. Como algunos sospechan, me estoy refiriendo al centro de Lima, que exhibe tanto discursos “criollos”, como, de un buen tiempo a esta parte, “andinos” y “selváticos”.Ahora bien, este mundo (al que, de alguna manera, todos los peruanos pertenecemos) ha desarrollado contenidos que pueden ser motivo de análisis desde diversas ópticas. Una de estas es la revisión de los textos propios del ambiente mencionado. Luego de largos cotejos, estoy en capacidad de afirmar que existen publicaciones que ofrecen la mayoría de sus ejemplares en la médula de Lima. Estas publicaciones, por su formato y continuidad de edición, podrían ser calificadas como un rara avis entre el semanario especializado y el periódico tradicional (me refiero tanto la prensa “seria” como la “amarilla”). Dichas publicaciones, leídas con ojo agudo, son una mina de innumerables joyas, que revelan el sincretismo vivo de cosmovisiones e ideologías y que, sin temor al rechazo discriminatorio, pugnan por hacerse un lugar en la palestra de los medios de comunicación escritos tradicionales.

Debido a que no han sido estudiadas antes, este artículo se propone revisar, quizás de forma muy veloz, algunas de las señaladas publicaciones. Estas son El Curandero, que contiene, en gran medida, artículos y notas de temas paranormales; Sin Tapujos, que ofrece consejos y medicinas para el mejor desenvolvimiento sexual; y Lucha Indígena, que da voz a una postura política específica. De modo que, estimado lector, siéntase como si se hubiera detenido frente a un kiosco de, por ejemplo, la Plaza San Martín y, sin olvidar su conciencia crítica, pase a leer los textos que se exhiben colgados para el transeúnte curioso.

El Curandero (2)



A un sol, y dirigido por Ricardo Cruzado García, El Curandero muestra desde su portada los temas que trata en las páginas siguientes. En letras de tonos amarillos y rojos, se ofrecen “amarres” con la pareja deseada y soluciones a problemas médicos y económicos. Se incluyen también los métodos a tratar: “entierros” en presencia del cliente, invocaciones en puquiales, “trabajos” en cementerios y cerros encantados. Por otra parte, no se desdeña la tecnología: los “maestros”, al lado de las ofertas de sus servicios, añaden para ser ubicados el número de sus teléfonos celulares y, cómo no, sus correos electrónicos.


En la página 2, la mezcolanza entre diferentes visiones de la realidad se hace más patente. En un artículo titulado Generador metacuántico de riquezas, se habla sobre la posibilidad de convertir cualquier clase de pretensión en realidad. Sin ambages, se señala: “tus deseos son verdaderas órdenes para el universo”. Y se presenta un artefacto (el mencionado generador) como elemento necesario para abrazar los sueños. En seguida, se coloca una explicación “científica” del proceder del artefacto:


“Su funcionamiento esta (sic) basado en varios conceptos científicos de la Física Cuántica. Contiene una banda se sonido (sic) estéreo de 7 canales que generan ondas biaurales audibles moduladas en frecuencia y amplitud variable. Estos sonidos están dirigidos a alinear los hemisferios cerebrales y a optimizar las frecuencias mentales dirigiéndolas a los niveles creativos de Alfa y Delta.”


En este breve párrafo, hay referencias disímiles. Se hace mención a la física cuántica, las ondas sonoras, las partes del cerebro y otros temas de extraño asidero, tratándose de crear de este modo una suerte de base acreditada para las afirmaciones del artículo. Sin embargo, como no es suficiente la “ciencia”, se menciona también la necesidad de repetir un texto que está en el límite entre el rezo y el conjuro, y que es condición esencial para tornar en visibles las ilusiones:


“Yo soy la poderosa presencia de dios en acción, manifestando riquezas, belleza, bondad, alegría, pureza y libertad.”


Luego, ocurre una confusión. El lector no sabe si, para lograr su deseo, requiere el artefacto señalado anteriormente, el texto que he copiado, o ambos. Finalmente, el desconcierto se incrementa, pues se agrega un consejo, muy cercano a lo sugerido por libros de autoayuda como el popular El Secreto:


“Todo lo que está llegando a tu vida tú lo estás atrayendo y lo atraes hacia ti por virtud de tus deseos y las imágenes que mantienes en tu mente”.


En la página que sigue, se halla una sección íntegramente dirigida (y supongo escrita) por la Maestra de Curaciones Rosario. A diferencia de los demás textos de El Curandero, entre recetas para conseguir un trabajo estable y dominar por siempre al ser amado, lo propuesto por Rosario destaca por unos datos llamativos. Ella indica con exactitud cuánto cuesta y, sobre todo, cuánto dura la realización y el efecto del “trabajo”. Pongo un ejemplo:


Amarre temporal: Su duración es de un año y medio. No te perjudica en nada. Su proceso es de 30 minutos y su costo es de s/ 120.


Para Rosario, el tiempo no sólo vale oro, sino también marca límites exactos a sus labores mágicas.

En las páginas centrales, las 8 y 9, se brinda información sobre las capacidades del Gran Maestro Macumbero Félix. Lo que salta a la vista es el intento de dicho maestro por certificar la efectividad de su poder. El argumento que emplea para este propósito es colocar imágenes de su persona al lado de famosos de la cultura popular peruana. Se le ve, por ejemplo, bañando con flores a Abelardo Gutiérrez (más conocido como Tongo), de quien, en un recuadro, se cuenta lo siguiente:

“Gracias al Gran Maestro Felix (sic), el cantante Abelardo Gutierres (sic) esta (sic) triunfando en el Perú y en el extranjero”.


Pero esto no le basta al maestro Felix. Para reafirmar la veracidad de sus capacidades, asegura que ha sido entrevistado en casi todos los canales de televisión local y, por supuesto, algunos canales internacionales de noticias, como CNN y Visión Internacional. Por último, en un acto que, a mi entendimiento, es una manera consciente o inconsciente de ingresar al panorama de la globalización, el maestro Felix asegura lo que sigue, en un recuadro independiente:

“Estuve bendiciendo al presidente de los EE.UU. Barack Obama en el Cerro San Cristobal”.

Así, El Curandero, en sus pocas 16 páginas, agrupa perspectivas mágico-religiosas, temas pseudo científicos, empleo de tecnología contemporánea y referencias a la cultura de masas local y extranjera. En suma, esta publicación carga una densidad de materias singularmente cohesionadas.


Sin tapujos (3)

Al precio de un sol, y teniendo como director a Hellen Cruzado, Sin tapujos, como su nombre lo indica, no tiene barrera alguna para tratar el tema del sexo. Así, entre otros tópicos del género, los artículos ofrecen una explicación sobre la postura denominada 69, recetas para vencer la impotencia, o sugerencias para el empleo de la mano a lo largo del encuentro sexual. No obstante, si bien lleva un fuerte flujo encontrado con la moral puritana, Sin tapujos evidencia un discurso que arrastra estereotipos de larga data en nuestro país.


En la página 11, se ubica el artículo La soledad. Un problema de muchos. En este, se mencionan las clases de solitarios, etapas cruciales en la soledad y formas para lograr socializar mejor. Aunque evidencia un buen propósito, el desarrollo de estas cuestiones no presenta nada novedoso. Se gira alrededor de lugares comunes y consejos facilistas como vacuos. Sin embargo, lo que sobresale está en las mencionadas clases de solitarios. Al momento de enumerarlas, se afirma lo siguiente:


“También están los marginados, debido a su pertenencia étnica, minusvalía, enfermedad o pobreza.”


Debido a la zona en la que se ofrece, Sin tapujos está dirigido mayoritariamente a personas de rasgos mestizos, indios o negros. No obstante, si se observa sus imágenes, se encuentra sólo modelos de rasgos extranjeros (léase, en términos coloquiales, “blanquiñosos”), que, según dicta el criterio dominante, son los paradigmas de lo “bello”. De modo que, con sus fotos, Sin tapujos no hace otra cosa que reafirmar aquel patrón estético, que, como bien indica en su artículo La soledad. Un problema de muchos, produce marginación a los individuos de determinada pertenencia étnica, como a la que correspondemos gran número de peruanos.

Así, Sin tapujos es, de alguna manera, de concepciones liberales frente al sexo, pero de fundamentos conservadores en lo tocante a la visión del “cuerpo bello”. Esta publicación lleva, entonces, perspectivas encontradas.


Lucha indígena (4)

También al costo de un sol, y dirigido por Hugo Blanco, antiguo hombre fuerte de izquierda, Lucha Indígena apunta las armas contra el status quo. Dedicando un buen número de artículos al conflicto acaecido recientemente en Bagua, el tono de su prosa es incendiario y acusador. Entre otros reclamos, en Lucha Indígena se exige el cambio de la política económica, la vacancia presidencial, la conformación de una asamblea constituyente, y la unidad de los pueblos latinoamericanos. Aunque su postura política es tan respetable (y, por supuesto, debatible) como cualquier otra, Lucha Indígena resbala a ratos quizás por su afán desesperado de una búsqueda reivindicativa. En su artículo Los policías caídos, se lee lo siguiente:

“En el Perú de Alan García se homenajea a los verdugos [policías] mezclándolos con quienes sí son víctimas para confundir a la población”.
Que los policías en el conflicto de Bagua actuaron con una violencia indiscriminada y censurable, no hay duda. Sin embargo, en Lucha Indígena olvidan que dichos policías sólo efectuaban órdenes y que, en buena parte de los casos, eran ciudadanos del mismo nivel socioeconómico que los nativos caídos. Así que llamar verdugos a efectivos policiales de rangos inferiores es, por decir lo menos, una exageración. En todo caso, los verdugos están en la cúpula del poder, de donde partieron las disposiciones para que la represión sea de una agresividad injustificada. Como alguna vez escuchara en boca de un anciano, “la cabeza del monstruo no son sus brazos armados”.En un artículo posterior, titulado El muro que habla, se narra las vicisitudes de una iniciativa especial. Debido a que los medios de comunicación, salvo algunas excepciones, no dan cuenta plenamente de los conflictos sociales del interior del país, cierto grupo de interesados en aquellos temas levantó una suerte de panel enorme sobre un muro de una calle principal del Cusco. Allí, con ayuda de los viandantes, que dejaban propinas y diversos materiales (papeles, plumones, etc.), se escribían los datos no propagados de las concesiones petroleras y mineras, la lucha en busca de justicia de indígenas andinos y selváticos, y otros asuntos de interés de la comunidad. En consecuencia, esta creación de una forma comunicativa brilló por su audacia y su construcción colectiva. No obstante, las preguntas que caen por su propio peso son: ¿quién asegura que lo informado se basa en fuentes ciertas? ¿Cómo saber si los textos divulgados son o no el resultado de manipulaciones personalistas? Como es evidente, las respuestas a estas cuestiones necesitan un previo cotejo y una conciencia perspicaz.

Lucha Indígena es, entonces, una publicación política que representa las consideraciones críticas de cierto grupo social descontento y necesitado de muchos más medios de expresión.


Suma de ideas

Como se ha podido observar, las tres publicaciones revisadas suman diversas referencias culturales: desde menciones a categorías mágico- religiosas, señas pseudo científicas, rasgos de la cultura de masas, cualidades estéticas, pensamientos de pujante liberalidad, asuntos políticos contestatarios y demás elementos de distinto tipo. De modo que, si estas publicaciones representan el mundo del centro de Lima, mundo de mezclas e intercambios, que grafica en miniatura la situación actual del país, se puede decir que en el Perú hay una catarata de opiniones y enfoques que se esfuerzan por lograr un campo al lado del punto de vista oficial. Empero, si de algo adolecen estas ideas pujantes, es de la falta de debates entre ellas, discusiones cuestionadoras que podrían enriquecer su contenido y, paralelamente, derivar a consensos que las elevaran en importancia y gravedad frente a la población. Es, entonces, el debate en democracia (que jamás implica la ruptura o violencia) la dinamo que quizás cohesione las numerosas ideologías y las dirija a proyectos más ambiciosos.

(1) Artículo publicado en el número 27, Diciembre-Marzo 2010, de la revista andina de cultura Siete Culebras.

(2) El Curandero. Editora Santa Patricia S.A.C. Número de publicación: 267. Sin fecha de salida al mercado.

(3) Sin Tapujos. Editora San Patricia S.A.C. Número de publicación: 245. Sin fecha de salida al mercado.

(4) Lucha Indígena. Editora Lucha Indígena. Número de publicación: 35. Julio, 2009
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